ESTERILIZACIONES QUIRÚRGICAS
Declaración de la Corporación de Abogados Católicos
La Corporación de Abogados Católicos le reclamó al Congreso de la Nación que no legalice las esterilizaciones quirúrgicas. En una declaración dada a conocer en el día de la fecha la entidad recordó que se autorizaría “una mutilación corporal que vulnera la dignidad de la persona humana”, señalando además que el proyecto previsto, de “orientación totalitaria”, desconoce derechos reconocidos por la legislación vigente. El hombre –creado a imagen de Dios- es una persona “con una ineludible vocación de eternidad”, y este es un "verdadero atropello contra su dignidad". Firman la declaración Alberto E. Solanet y Juan Manuel Medrano; Presidente y Secretario, respectivamente, de la institución.
A continuación el texto completo de la Declaración:
DECLARACIÓN PÚBLICA DE LA CORPORACIÓN DE ABOGADOS CATÓLICOS
Hemos tomado conocimiento que las Comisiones de Salud y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, de la Cámara de Diputados de la Nación, expidieron un dictamen favorable al proyecto de ley nacional de anticoncepción quirúrgica (ligadura de trompas y vasectomía), sin someterlo previamente a consulta de las instituciones con competencia en temas médicos y deontológicos.
El hombre no es propietario ni dueño absoluto de su cuerpo, por lo que la disposición sobre sus órganos y miembros está sujeta a principios y normas que deben observar tanto el interesado como el médico interviniente.
El proyecto cuya sanción se anuncia como inminente autoriza una mutilación corporal que vulnera la dignidad de la persona humana. Además, el ordenamiento que con inquietante celeridad se pretende aprobar declara en su artículo 2° que “no se requiere indicación médica precisa, consentimiento del cónyuge o conviviente ni autorización judicial”. De esta forma, se abandona el régimen establecido por el art. 20, inc. 18, de la ley 17.132 que regula el ejercicio de la medicina y se intenta despenalizar una conducta que configura hasta hoy el delito de lesiones.
El proyecto, además, pone en evidencia su orientación totalitaria al pretender imponer en su artículo 6° la obligación de practicar la esterilización quirúrgica a las autoridades de todos los establecimientos asistenciales, incluso confesionales, vulnerando así el derecho a la objeción de conciencia que se funda en los arts. 14 y 33 de la Constitución Nacional, y en los artículos 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 12 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Todos estos instrumentos internacionales fueron incorporados a la Constitución por su artículo 75 inciso 22.
Con base en lo expuesto, la Corporación de Abogados Católicos reclama al H. Congreso de la Nación que no sancione el proyecto y que previamente lo someta a un amplio debate del que podamos participar quienes nos oponemos a este verdadero atropello contra la dignidad de quien, por la sola circunstancia de ser persona, es espíritu y cuerpo combinados a imagen de Dios, con una ineludible vocación de eternidad.
Declaración de la Corporación de Abogados Católicos
La Corporación de Abogados Católicos le reclamó al Congreso de la Nación que no legalice las esterilizaciones quirúrgicas. En una declaración dada a conocer en el día de la fecha la entidad recordó que se autorizaría “una mutilación corporal que vulnera la dignidad de la persona humana”, señalando además que el proyecto previsto, de “orientación totalitaria”, desconoce derechos reconocidos por la legislación vigente. El hombre –creado a imagen de Dios- es una persona “con una ineludible vocación de eternidad”, y este es un "verdadero atropello contra su dignidad". Firman la declaración Alberto E. Solanet y Juan Manuel Medrano; Presidente y Secretario, respectivamente, de la institución.
A continuación el texto completo de la Declaración:
DECLARACIÓN PÚBLICA DE LA CORPORACIÓN DE ABOGADOS CATÓLICOS
Hemos tomado conocimiento que las Comisiones de Salud y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, de la Cámara de Diputados de la Nación, expidieron un dictamen favorable al proyecto de ley nacional de anticoncepción quirúrgica (ligadura de trompas y vasectomía), sin someterlo previamente a consulta de las instituciones con competencia en temas médicos y deontológicos.
El hombre no es propietario ni dueño absoluto de su cuerpo, por lo que la disposición sobre sus órganos y miembros está sujeta a principios y normas que deben observar tanto el interesado como el médico interviniente.
El proyecto cuya sanción se anuncia como inminente autoriza una mutilación corporal que vulnera la dignidad de la persona humana. Además, el ordenamiento que con inquietante celeridad se pretende aprobar declara en su artículo 2° que “no se requiere indicación médica precisa, consentimiento del cónyuge o conviviente ni autorización judicial”. De esta forma, se abandona el régimen establecido por el art. 20, inc. 18, de la ley 17.132 que regula el ejercicio de la medicina y se intenta despenalizar una conducta que configura hasta hoy el delito de lesiones.
El proyecto, además, pone en evidencia su orientación totalitaria al pretender imponer en su artículo 6° la obligación de practicar la esterilización quirúrgica a las autoridades de todos los establecimientos asistenciales, incluso confesionales, vulnerando así el derecho a la objeción de conciencia que se funda en los arts. 14 y 33 de la Constitución Nacional, y en los artículos 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 12 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Todos estos instrumentos internacionales fueron incorporados a la Constitución por su artículo 75 inciso 22.
Con base en lo expuesto, la Corporación de Abogados Católicos reclama al H. Congreso de la Nación que no sancione el proyecto y que previamente lo someta a un amplio debate del que podamos participar quienes nos oponemos a este verdadero atropello contra la dignidad de quien, por la sola circunstancia de ser persona, es espíritu y cuerpo combinados a imagen de Dios, con una ineludible vocación de eternidad.
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