El matrimonio en plena crisis:
Y no vivieron felices para siempre
El seguir casados “hasta que la muerte los separe”, se ha convertido para muchas parejas en un mito que la vida moderna ha derrumbado no sólo en el terreno civil sino incluso en el eclesiástico. En México, cada vez son más las parejas que comprueban lo sencillo que puede ser obtener de la Iglesia Católica una nulidad matrimonial que, en los hechos, es un divorcio.
Reportaje
PorErickMuñiz y NancyCantú
Tamaulipas y Nuevo León
Entre los jueces y sacerdotes circula desde hace tiempo un chiste: si el matrimonio de 50 años son las bodas de oro y el de 25 años las bodas de plata ¿cómo se le llama a las bodas de 5 años?
El padre Ernesto David González Muñoz, encargado del Tribunal Religioso de Segunda Instancia de Monterrey, tiene la respuesta: "a las bodas de cinco años ya les llamamos bodas de milagro, porque cada vez son menos las parejas que llegan a celebrar su quinto aniversario, tanto en lo civil como en la Iglesia".
Y es que contra la creencia de que sólo quienes pertenecen a las clases económicamente privilegiadas pueden conseguir la anulación de su
matrimonio religioso, desde hace muchos años este trámite -que permite una nueva unión por la Iglesia- está tan cerca de las parejas como cualquier tienda de autoservicio.
Antes del Concilio Vaticano II que tuvo lugar a principios de los años sesenta, únicamente en Roma se podía decretar nulo un matrimonio, pero después de la aparición de este acuerdo que organiza a la Iglesia en Diócesis y con la aparición en México de los Tribunales Eclesiásticos, las cosas cambiaron.
En el terreno civil, el panorama no se ve mejor para la socavada institución que representa la familia, pues las estadísticas de los divorcios van creciendo, mientras que las de los matrimonios van bajando paulatinamente, amén de que en los centros urbanos las parejas cada vez tienen menos hijos y esperan más tiempo para procrearlos.
Tan sólo en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, el 11 por ciento de las parejas que contraen matrimonio terminan en divorcio. En Matamoros la cifra alcanzó un escandaloso 25 por ciento durante el año pasado y Monterrey, Nuevo León y Veracruz, Veracruz, tampoco son la excepción: cada vez menos parejas se casan y más se divorcian y las cifras en el terreno religioso son similares a las del civil.
"Ahora las parejas ya no duran ni un año de casados, cada vez menos parejas llegan a su quinto aniversario.
"Que yo conozca, el caso de menos tiempo que ha durado una pareja casada es de 17 horas, algunos más duran apenas un día pero también me ha tocado ver parejas que luego de 35 años casadas, cuando el hombre se jubila y pasa más tiempo en su casa, se dan cuenta que no se soportan y teminan separándose", dijo el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Monterrey, que administra los estados de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León.
LA NULIDAD MATRIMONIAL
El padre José de Jesús González, Vicario Judicial de la Diócesis de Matamoros, explica porqué ahora es más sencillo obtener una nulidad matrimonial, acto administrativo que en los hechos es un divorcio y deja al individuo en condiciones de contraer nuevas nupcias por la Iglesia.
“El proceso de nulidad matrimonial consiste en llevar adelante una causa basada en elementos contemplados por el Código de Derecho Canónico, para fundamentar el hecho de que un matrimonio fue concretado sin todas las circunstancias que lo validan como tal.
“Esta labor requiere de dos fallos, uno de la diócesis de Matamoros, luego de que los jueces dictan una resolución, y otra de la Arquidiócesis de Monterrey, pues la Iglesia exige dos sentencias favorables para anular un matrimonio. Si éstas difieren se llega a una tercera instancia que es Roma”.
El padre González ocupa el cargo de Vicario Judicial desde hace dos años. En este tiempo el tribunal ha resuelto en conjunto con la Arquidiócesis de Monterrey, unos siete u ocho casos teniendo actualmente en juicio 80 más.
“El Código de Derecho Canónico marca que la resolución de la primera instancia se haga en el transcurso de un año y en seis meses la segunda; lamentablemente aquí no tenemos un tribunal establecido, falta el personal adecuado y por eso tardamos más en resolver los casos”, declara el Vicario de Matamoros.
Inclusive el costo no representa una preocupación, pues anular un matrimonio es bastante más barato que casarse. El tribunal eclesiástico pide cinco mil pesos por resolver un caso de nulidad matrimonial, tres mil pesos para la primera instancia y dos mil para la segunda.
Los documentos requeridos por la Diócesis de Matamoros para tramitar la petición de nulidad matrimonial son: boletas de bautismo de la pareja, acta de matrimonio y divorcio (si existe), además del “libelo”, que es un escrito con la presentación de la causa por la cual quieren que se estudie su situación.
“Nuestro compromiso es tratar de unir a los matrimonios que tienen problemas, pero un 90 por ciento de las personas que buscan anular su unión religiosa lo hacen porque desean casarse con alguien más”, comenta el padre González y hace énfasis en el hecho de que “los jóvenes no emplean el noviazgo para conocerse, sino para divertirse y, al elegir a su pareja, no toman en cuenta que el matrimonio es un compromiso muy serio y para toda la vida”.
Por su parte, el presbítero Ernesto González Muñoz, vicario judicial del Tribunal Eclesieastico de Monterrey, explica las causas principales que llevan a los feligreses a solicitar una nulidad matrimonial.
"Las causas a nivel nacional son, número uno, la inmadurez no intelectual sino psicológica, las parejas no conocen los fines del matrimonio y acaban separadas. La segunda es la intromisión de terceras personas en el matrimonio, sobre todo los familiares y en particular la suegra, porque en realidad es un problema bien difícil la rivalidad entre suegras y nueras.
"La tercera causa es la crisis económica y desempleo y la cuarta, el consumo de alcohol, que afecta muchísimo. En más del 78 por ciento de los divorcios tuvo algo qué ver el alcohol y en quinto lugar está la infidelidad", dijo González Muñoz y agregó que el mayor problema es que estas situaciones se vuelven círculos viciosos y luego se repiten los patrones de conducta en los hijos y todo se convierte en un problema generacional.
GOBIERNO E IGLESIA ESTAN FALLANDO
Para la Iglesia y para el Estado, uno de sus principales objetivos es mantener a la familia como institución, por lo que el creciente índice de separaciones legales, religiosas y de facto es una muestra de una batalla que se está perdiendo.
González Muñoz, desde su apacible oficina ubicada en el Barrio Antiguo de Monterrey, le pone el cascabel al gato:
"En Nuevo León hay un gran vacío en las instituciones civiles y eclesiásticas para acompañar a la gente que se quiere casar y a los que ya están casados. Los estamos dejando solos con sus problemas, nos falta unirnos más a la sociedad.
"Nosotros como autoridades tenemos que unir a todas las autoridades políticas, empresariales, universitarias, escuelas, iglesias de todo tipo: psicólogos, terapeutas, sacerdotes y unirnos para preparar mejor a los futuros esposos y que conozan la vocación del matrimonio; promover la estabilidad económica, física, espiritual e intelectual para que disminuyan las separaciones.
"Tenemos el deber de tutelar el bien de los esposos y de la familia y uniendo estos esfuerzos se puede lograr; por ejemplo desde el preescolar inculcar la vocación al matrimonio y a la familia. Debe haber más retiros para novios, pláticas matrimoniales y promover el intercambio de experiencias para que los más viejitos enseñen a las nuevas generaciones y el patrón de conducta positiva se repita porque el aumento de divorcios civiles es proporcional al de los religiosos", dijo el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Monterrey.
En México hay una alarmante falta de conciencia sobre la necesidad de la orientación prematrimonial y orientación después como pareja, explicó el entrevistado y añadió que se debe crear conciencia al respecto.
"Uno les recomienda un psicólogo y responden que ni que estuvieran locos y tanto los terapeutas como los sacerdotes podemos dar muy buenos consejos para mejorar una situación. También argumentan mucho que cómo va a aconsejar del matrimonio un sacerdote si no está casado, pero el sacerdote conoce el plan de Dios para el matrimonio y para la familia, es un orientador y guía espiritual que ayuda a que la pareja se entienda y tenga claras sus metas matrimoniales".
Como la Iglesia no admite el divorcio porque establece que "lo que Dios une el hombre no lo puede separar", los religiosos hacen todo lo posible por lograr la reconciliación de las parejas antes de iniciar el trámite de anulación matrimonial.
"En Monterrey, el Centro Pastoral de Orientación e Integración Familiar (Cepoif) es donde escuchamos a la gente y ubicamos el problema para apoyar la reconciliación en caso de que sea factible, porque también nos encontramos con gente que de plano nunca debió unirse y gente que de plano no nació para el matrimonio.
"Cuando la reconciliación no es posible, entonces se acude al tribunal eclesiástico, pero a la gente se le apoya y orienta, aun cuando ya estén divorciados, para que se reconcilien", explicó González Muñoz.
LA IGLESIA NO DIVORCIA, SÓLO NULIFICA
El divorcio para la Iglesia no existe, asegura Oscar Guadalupe Lozano, párroco de la Iglesia de Guadalupe de Reynosa, y agrega que “cuando una pareja contrae nupcias, libre y conscientemente esa unión es para toda la vida”. Sin embargo, en caso de que exista algún defecto en su compromiso, la Iglesia puede declarar nulo ese matrimonio.
“Por ejemplo, si uno de los contrayentes fue presionado para casarse, su juramento no es válido puesto que no hubo ante Dios un verdadero consentimiento. La Iglesia puede declarar nulo ese matrimonio mediante un juicio”.
También puede ocurrir que alguien sea bisexual y contraiga matrimonio sin tener intención de dejar sus prácticas, añade el sacerdote, o que al momento de casarse sea infiel. Entonces el juramento que hace ante Dios de ser fiel toda la vida es falso y por esta razón se puede declarar la nulidad matrimonial.
Existe en cada Diócesis un Tribunal Eclesiástico encargado de revisar los casos de quienes buscan obtener la nulidad matrimonial y en cada juicio intervienen tres jueces. Una vez que determinan el fallo, envían el caso a un tribunal de segunda instancia para que otorgue la resolución definitiva.
Numeralia de
las parejas
• En México hay alrededor de 700 mil matrimonios civiles cada año; en Nuevo León son 30 mil.
• Sólo en el 52 % de los matrimonios efectuados en México, hubo ceremonia religiosa; en Nuevo León la cifra es de 51.8%
• Cerca del 5% de las parejas se separaron o iniciaron trámites de divorcio durante el primer año de casados.
• 33 % es el porcentaje de parejas que se divorcian en México, antes de cumplir los cinco años de matrimonio.
• En Nuevo León, la cifra de divorcios antes del quinto aniversario de bodas fue de 46 % en los últimos 5 años.
• En México aumentó en 60% los divorcios desde 1980 a 1996.
• De los 700 mil matrimonios civiles que hay anualmente en México, el 18 % es de contrayentes menores de 20 años de edad.
• En la primera mitad de los noventas, el 66% de los embarazos se dieron fuera del matrimonio y el 17 % de ellos fue de madres adolescentes.
• En la segunda mitad de la misma década, ese 17 % de adolescentes embarazadas creció a 24 %
• Años 80: década en la que el papel de la mujer en Nuevo León empieza a volverse más independiente, al grado de llegar a ganar mejor salario que el marido.
• El grueso de las parejas divorciadas en México tienen 20 años o menos de edad
• El tiempo mínimo que duró una unión religiosa en Monterrey fue de 17 horas.
• El perfil de la pareja con alta probabilidad de divorciarse es: menores de 20 años, menos de un año de noviazgo o más de ocho, provenientes de diferentes estratos socioeconómicos y de distintas ciudades.
Fuentes: Inegi, Tribunal Eclesiástico de Monterrey, Diócesis de Matamoros y Consejo Estatal de Población.
El párroco menciona algunas de las razones por las cuales muchos matrimonios terminan en divorcio: la inmadurez con la que se toma la decisión de casarse, o bien el ambiente anti-familia que crean los medios de comunicación al mostrar como modelo, la vida de algunos artistas que pasan de un matrimonio a otro sin ningún recato.
Por último, Lozano menciona como un factor que afecta a las parejas la falta de una verdadera educación cristiana basada en los valores y dice: “Mucha de la gente que quiere casarse por la Iglesia son personas que poco asisten a ella”.
Por su parte, el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Monterrey expresó que "muchas de las parejas que se casan desconocen las reglas, los objetivos del matrimonio y en Nuevo León y en toda la región (Coahuila y Tamaulipas) estamos muy atrasados, apenas empezamos a darle valor a las pláticas y la orientación civil prematrimonial, algo que en Aguascalientes y Jalisco ya están dando y es muy importante la labor preventiva, que los novios conozcan bien los fines del matrimonio y la familia y no se casen nada más así, al tanteo".
Sobre el procedimiento para la nulidad, el sacerdote detalla:
"Las parejas van a la orientación y lo primero es tratar de reconciliarlas, si no es posible entonces se pasa a la parte jurídica y posteriormente al trámite de nulidad matrimonial.
"Buena parte de las parejas que logramos reconciliar ya estaban divorciados civilmente mientras y eso es un logro para nosotros. Por el otro lado, muchas de las parejas que recibimos, nunca debieron casarse y a ellos les damos un instructivo para que hagan su solicitud de nulidad matrimonial y de aquí de la región, el caso se va a la Ciudad de México para su revisión".
González Muñoz dijo que en el proceso "sale de todo". Acusaciones contra el cónyuge por ser homosexual, lesbiana, bisexual, drogadicto, etcétera.
"El proceso tarda año y medio pero son muchas las solicitudes que tenemos y estamos saturados y desbordados. Conservadoramente puedo decirte que atendemos a unas 300 parejas por mes en la región, aunque de ese número a muchas las reconciliamos y una cuarta parte sí llegan al trámite de la nulidad".
Desde la década de los 90 -dijo el entrevistado- ha ido subiendo el número de solicitudes, cada vez es menos gente la que se casa, ya sea por el civil o por la Iglesia, y más la que se divorcia.
"El problema para todos es que ahora ya muchos no se quieren casar y viven en unión libre para ver qué pasa, cómo les va y eso es preocupante para la Iglesia porque vemos en las parejas el temor al compromiso y que tienen un concepto equivocado de lo que es el matrimonio".
CADA VEZ MAS DIVORCIOS CIVILES
Según datos estadísticos del 2003, en Reynosa, el 11 por ciento de las parejas que contraen matrimonio ponen fin a su vida conyugal por medio del divorcio.
En la también fronteriza y tamaulipeca ciudad de Matamoros, la cifra aumenta a un 25 por ciento y en Nuevo León se acerca al 30 por ciento el índice de matrimonios que acaban en divorcios, la mayoría de ellos antes de los cinco años.
En Veracruz, uno de cada 15 matrimonios termina en divorcio, cifra que supera la media nacional que habla de un divorcio de cada 13 uniones.
La disolución del vínculo matrimonial por la vía civil es ahora tan cotidiana que cualquier mujer conoce términos como patria potestad, rebeldía y malos tratos. Por el contrario, muy pocas parejas que se unen por la Iglesia Católica saben lo que es la nulidad matrimonial, recurso que sin ser propiamente un divorcio, deja a las dos partes en condiciones de contraer nuevamente nupcias.
María de la Luz González, madre de cinco hijos y residente de Reynosa, soportó durante 25 años los malos tratos e infidelidad de su esposo Rogelio López. Ella decidió entablar la demanda de divorcio el mismo día en que el hijo mayor enfrentó a su padre para evitar que éste la golpeara.
Cuatro años después, María de la Luz obtuvo su libertad por medio de un juicio de divorcio necesario. Como su caso fue promovido por el DIF, desembolsó durante todo el trámite menos de mil pesos. Ahora sólo le resta pagar los 40 pesos que cuesta en Reynosa un acta de divorcio.
Comparado con los casos en que los honorarios de los abogados ascienden a cifras muy altas, a María de la Luz González, disolver su matrimonio por la vía civil le salió barato.
El Código Civil de Tamaulipas, en su artículo 248, define al divorcio como el acto que “disuelve el vínculo del matrimonio y deja a los cónyuges en aptitud de contraer otro”.
La ley contempla tres tipos de divorcios: el voluntario, el administrativo y el necesario, éste último es para casos más complejos y se lleva a cabo por medio de un juicio ordinario civil.
Antes de proceder a iniciar los trámites de la separación legal, Gabriela Barney Rivera, abogada con amplia experiencia en el ramo civil, afirma que es “básico e idóneo agotar la instancia conciliadora, es decir, tratar de que la pareja reanude su relación”. Sólo cuando no quedan soluciones posibles y la persona está decidida a poner fin a su unión, es momento de entablar la demanda de divorcio.
“En ocasiones, las personas no tienen idea de lo que es un divorcio y empiezan a tramitarlo por desesperación ante los problemas que atraviesan en su vida marital, pero durante el proceso se arrepienten porque se dan cuenta de lo difícil que es divorciarse y estar separado de la pareja, así que optan por seguir juntos y se arrepienten de esa decisión durante el proceso”, comenta Barney Rivera.
LAS CAUSALES
Los trámites para una separación de mutuo acuerdo toman en promedio tres meses. En contraste, cuando se trata de un divorcio necesario el cual se lleva a término a través de un juicio ordinario, puede tardar aproximadamente de seis a 12 meses, y dependiendo de la causal que se invoque, este lapso puede variar.
El Código, en su artículo 249, establece 21 causales de divorcio, entre ellas: el adulterio, la separación del domicilio conyugal por más de seis meses consecutivos sin causa justificada, las amenazas, la difamación o los malos tratos de un cónyuge para el otro.
La impotencia incurable que sobrevenga después del matrimonio (si ésta no se debe a edad avanzada), y los hábitos de juego o embriaguez o el uso no terapéutico de enervantes, estupefacientes o cualquier sustancia que altere la conducta y produzca dependencia, son contemplados también por la ley como posibles causales a invocar en un juicio de divorcio necesario.
La resolución final de un divorcio se conoce como sentencia y es dictada por un juzgado de primera instancia de lo civil o lo familiar. El individuo divorciado debe esperar un año a partir de la fecha de sentencia de divorcio para contraer nuevas nupcias, siempre que la separación se haya realizado por mutuo acuerdo.
En un divorcio necesario, el cónyuge culpable deberá esperar dos años para volver a casarse.
“El hecho de que la separación legal de una pareja está comprendida en el Código Civil desde hace muchos años, indica que el divorcio es una institución muy importante dentro del derecho familiar. Es una figura universal, comparable a la del matrimonio, pues es lo que sigue a éste cuando ya no hay margen para que la relación conyugal sobreviva”, dice la titular de la Oficialía Segunda del Registro Civil, Litha Garza Peña.
Según las actas, las edades más frecuentes de las parejas que se divorcian están entre los 18 y 35 años.
“Probablemente por la inexperiencia de los contrayentes es que los matrimonios fracasan”, reconoce Garza Peña y agrega “lo que los motiva es que la relación se ha vuelto insostenible, puesto que un divorcio no tiene nada de fácil”.
El Juez de Primera Instancia del Ramo Familiar del Quinto Distrito, Carlos Corona Gracia, comenta que “la sociedad ha cambiado de manera drástica ya que años atrás la gente no se atrevía a tomar la decisión de divorciarse, aún teniendo graves problemas en su matrimonio. La creencia actual ya no es la de estar juntos por siempre”.
En Reynosa, aproximadamente el 60 por ciento de los asuntos que ingresan al Juzgado de lo Familiar son divorcios, siendo la mayoría de ellos del tipo voluntario. Corona Gracia asegura que “es una cuestión recomendable para las parejas que el divorcio sea voluntario ya que las parejas no se desgastan económica, emocional y moralmente, y afectan en menos medida a los hijos.
“Por otro lado, en el divorcio necesario siempre hay una causal que provoca choque entre las parejas y puede llegar a ser incluso vergonzosa para los consortes, cuando se trata por ejemplo de las injurias o los malos tratos”, agrega el funcionario.
La causal que con mayor frecuencia es invocada en los divorcios necesarios es la de abandono de hogar por más de dos años sin importar cuál sea la causa, seguida por la de malos tratos, amenazas o injurias, y en tercer lugar, el adulterio.
Recientemente se ha llevado a cabo una reforma que permite realizar un divorcio en el registro civil que se conoce como divorcio administrativo. La condición para los matrimonios que opten por esta vía es no haber tenido hijos ya que la patria potestad solamente se otorga por medio de una sentencia.
El ser divorciado ya no es el estigma de hace algunos años, especialmente para las mujeres, quienes demuestran mayor independencia que hace algunas décadas. En general, el trámite del divorcio se vuelve cada vez más fácil y más rápido y los divorciados se han vuelto una especie tan común como los dependientes de las tiendas de autoservicio: casi hay uno en cada esquina.
Suficiente para escandalizar a más de una abuela.
Los hijos, las víctimas
Por Roberto Aguilar Grimaldo
Ciudad Victoria, Tamaulipas
Estoy pensando en el divorcio pero tengo miedo, sobre todo porque tenemos un hijo de 1 año 3 meses de edad y no sé si lo que está por venir le afecte mucho, no quiero hacerle daño".
La que habla es Mónica, residente de Ciudad Victoria, casada y con 26 años de edad. Está arrepentida de haberse casado, pero le causa un gran dolor saber que la separación puede afectarle psicológicamente a su bebé.
Al igual que ella opina Virginia: "Mi hijo tiene 13 meses y no quiero dañarlo. No sé cómo le afectará o si de grande me reprochará la decisión que ahora estoy tomando. ¿Tengo yo derecho a que mi hijo viva sin su padre diariamente?".
Una de las razones por las que se retrasa la separación de una pareja fracasada es precisamente ésta: los niños.
El psicólogo César Durán opina que "indudablemente un divorcio afecta a los hijos, pero a veces mucho menos de lo que se piensa y desde luego, es mucho peor para los pequeños presenciar las riñas constantes entre sus padres".
Esta misma opinión coincide con la de Ana, con 2 años de divorciada. "Me separé cuando mi hija tenía 2 años, ahora ya tiene 4. Pienso que ha sido bueno para ella, para que no tenga que sufrir los problemas y conflictos de nosotros los adultos. Siempre la he visto como una niña feliz que sabe que su padre está ahí, y que jamás escuchará nada malo de él, por lo menos de mi parte. Creo que elegí correctamente".
Algunas recomendaciones del psicólogo para los padres, ante una inminente separación, son las siguientes:
- Los niños insistirán en la reconciliación de los padres o protestan cada día porque no pueden ver al progenitor que se fue de la casa. Este período es más o menos largo en función de la manera en que se haya producido el divorcio; en definitiva, según los padres hayan explicado y hecho lo menos dolorosa la situación.
-Si realmente no se quiere hacer que el hijo sufra por los problemas de sus padres, es necesario excluirlo de la tensión que se genera por esta causa, es decir, de discusiones violentas, gritos o insultos mutuos.
-Varios estudios de psicología infantil han demostrado que el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que posteriormente, cuando vive sólo con uno de los dos y ve al otro en un ambiente diferente e incluso, con una nueva pareja. Los niños quieren sentir que sus padres son felices. Si la separación es amigable a sus ojos, la tensión generada desaparecerá. El pequeño percibe que ahora sus padres sonríen y juegan con él más que antes.
Con el dinero
se va el amor
La boda de Alejandra y Raúl ameritó un gran festejo con más de 300 invitados, además de una tórrida luna de miel en las playas de Acapulco.
Ya han transcurrido 10 años desde el enlace nupcial de la pareja. Tuvieron 2 hijos, Norma Alicia y Raúl Antonio, que ahora tienen 8 y 5 años de edad respectivamente, pero también tuvieron problemas, los cuales comenzaron siendo leves y fueron creciendo como una bola de nieve.
Para cuando Raulito nació, las palabras del sacerdote pronunciadas durante su boda, "hasta que la muerte los separe", prácticamente ya no tenían sentido. Fueron perdiéndose en el olvido y hace 2 años la pareja se divorció.
Como ellos, por causa de infidelidades, chismes familiares y de amigos, maltrato verbal y psicológico, celos, mal carácter y muchas veces hasta por golpes, más de 23 mil 720 tamaulipecos se encuentran divorciados.
Pero, según las cifras del Consejo Estatal de Población, en Tamaulipas también existen otras 53 mil 996 personas que se encuentran separadas, sin animarse a dar el siguiente paso por la vía legal oficializando su divorcio.
¿Qué motivos llevan a las parejas a decidir divorciarse? ¿Cómo impacta a los hijos la separación? ¿Qué postura marca la Iglesia al respecto? A continuación algunas respuestas a éstas interrogantes y los testimonios de quienes experimentan esta situación.
LOS LÍMITES DEL MATRIMONIO
Las historias relatadas por los entrevistados reflejan una gran variedad de causas por las cuales se destrozan los matrimonios.
Yadira De la Fuente se casó profundamente enamorada y con su esposo procreó 3 hijos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el abandono sentimental e incluso sexual de su pareja cada vez era mayor.
"Yo vivía como con una venda en mis ojos, cegada por mi amor hacia mi marido. Aún cuando en mi casa todo mundo se cansó de repetirme que me darían su apoyo cuando me decidiera a divorciarme, consideraba eso como una locura, que yo me casé con él para toda la vida", relata.
Una, dos y más de 3 veces le dieron detalles de la infidelidad de su esposo, mientras que, de forma paralela, la ausencia íntima con ella cada día se marcaba más.
"Lo que sí te puedo afirmar es que jamás me golpeó, pero que más golpes quería que me humillaba verbalmente... me decía: estás bien gorda ¿así como quieres que me acerque contigo?, además, por todo me pendejeaba en público, que si la comida no le gustó, que si la ropa no estaba bien planchada y hasta si estaba lloviendo yo tenía la culpa".
-¿Qué fue lo que te hizo decidirte?.
"Mi dignidad y la falta de amor. Me tuve que dar cuenta que, aunque le sigo teniendo muchísimo cariño por ser el padre de mis hijos y por todo lo compartido, él mismo acabó de sepultar mi amor".
Desde hace un año Yadira, profesionista y de 40 años de edad, tiene en sus manos el acta de divorcio.
EL COLOR DEL DINERO
Uno de los principales motivos de pleitos hacia el interior de los matrimonios es, sin lugar a dudas, el aspecto económico. Un alto porcentaje de los hombres que son denunciados en la Agencia Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar, por haber golpeado a sus mujeres, es a causa de que a sus esposas se atrevieron a pedir dinero para el gasto.
Sin embargo, existe otra variante económica-psicológica que también desestabiliza las relaciones de pareja.
A Lourdes y Enrique, la diferencia de trabajos y salarios les alteró la paz en su matrimonio. El había dado mayores evidencias de insatisfacción debido a que su mujer ostentaba un mejor puesto y por ende, mejores ingresos.
"Era muy palpable como él comenzó a tener frecuentes cambios de ánimo. Iba de la depresión hasta la agresividad verbal contra mí, cuando mi único pecado es que debido a mi título universitario pude obtener un mejor trabajo que el suyo", se lamenta Lourdes, quien ahora es una más de las 16 mil 109 divorciadas que hay en Tamaulipas.
Cómo este caso, hay muchos tanto en Ciudad Victoria como en el resto de la entidad, en donde inciden situaciones como oportunidades de empleo y de preparación académica.
Al respecto, el sociólogo Humberto Gálvez dice que la diferencia entre los cónyuges ha impactado significativamente en los hogares, debido a que ahora se registran mayores oportunidades para las mujeres.
"Culturalmente, el hombre es el proveedor del hogar, así fue educado. Si falta a esa tarea, él mismo sufre problemas porque teme perder el poder dentro del hogar. Muchas veces, cuando se le mueve el piso de esta forma, el hombre trata de resolver su inseguridad con violencia tanto verbal como física. Son innumerables los casos en que el progreso económico o profesional de la mujer lleva consigo la ruptura del matrimonio", explica.
EL DIVORCIO Y LA IGLESIA
Existen situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física (no el divorcio y la vuelta a casar) de los esposos y el fin de la cohabitación.
Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión a menos que promuevan un juicio de nulidad matrimonial.
En esta situación difícil, la mejor opción que recomienda la Iglesia, si es posible, la reconciliación.
Hoy en día, numerosos católicos en todo el mundo recurren al divorcio según las leyes civiles y contraen también civilmente una nueva unión. Por fidelidad a la palabra de Jesucristo, la lglesia mantiene que no puede reconocer como válida esta nueva unión, por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística.
"Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio", Marcos 10:11-12.
La Iglesia no reconoce el divorcio pues sostiene con firmeza que “lo que Dios unió, el hombre no lo puede separar”, sin embargo, sí puede, al cabo de un proceso administrativo, declarar que un matrimonio no se celebró válidamente. A ese ejercicio de potestad eclesiástica se le llama declaración de nulidad y significa que el matrimonio nunca existió.
Y no vivieron felices para siempre
El seguir casados “hasta que la muerte los separe”, se ha convertido para muchas parejas en un mito que la vida moderna ha derrumbado no sólo en el terreno civil sino incluso en el eclesiástico. En México, cada vez son más las parejas que comprueban lo sencillo que puede ser obtener de la Iglesia Católica una nulidad matrimonial que, en los hechos, es un divorcio.
Reportaje
PorErickMuñiz y NancyCantú
Tamaulipas y Nuevo León
Entre los jueces y sacerdotes circula desde hace tiempo un chiste: si el matrimonio de 50 años son las bodas de oro y el de 25 años las bodas de plata ¿cómo se le llama a las bodas de 5 años?
El padre Ernesto David González Muñoz, encargado del Tribunal Religioso de Segunda Instancia de Monterrey, tiene la respuesta: "a las bodas de cinco años ya les llamamos bodas de milagro, porque cada vez son menos las parejas que llegan a celebrar su quinto aniversario, tanto en lo civil como en la Iglesia".
Y es que contra la creencia de que sólo quienes pertenecen a las clases económicamente privilegiadas pueden conseguir la anulación de su
matrimonio religioso, desde hace muchos años este trámite -que permite una nueva unión por la Iglesia- está tan cerca de las parejas como cualquier tienda de autoservicio.
Antes del Concilio Vaticano II que tuvo lugar a principios de los años sesenta, únicamente en Roma se podía decretar nulo un matrimonio, pero después de la aparición de este acuerdo que organiza a la Iglesia en Diócesis y con la aparición en México de los Tribunales Eclesiásticos, las cosas cambiaron.
En el terreno civil, el panorama no se ve mejor para la socavada institución que representa la familia, pues las estadísticas de los divorcios van creciendo, mientras que las de los matrimonios van bajando paulatinamente, amén de que en los centros urbanos las parejas cada vez tienen menos hijos y esperan más tiempo para procrearlos.
Tan sólo en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, el 11 por ciento de las parejas que contraen matrimonio terminan en divorcio. En Matamoros la cifra alcanzó un escandaloso 25 por ciento durante el año pasado y Monterrey, Nuevo León y Veracruz, Veracruz, tampoco son la excepción: cada vez menos parejas se casan y más se divorcian y las cifras en el terreno religioso son similares a las del civil.
"Ahora las parejas ya no duran ni un año de casados, cada vez menos parejas llegan a su quinto aniversario.
"Que yo conozca, el caso de menos tiempo que ha durado una pareja casada es de 17 horas, algunos más duran apenas un día pero también me ha tocado ver parejas que luego de 35 años casadas, cuando el hombre se jubila y pasa más tiempo en su casa, se dan cuenta que no se soportan y teminan separándose", dijo el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Monterrey, que administra los estados de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León.
LA NULIDAD MATRIMONIAL
El padre José de Jesús González, Vicario Judicial de la Diócesis de Matamoros, explica porqué ahora es más sencillo obtener una nulidad matrimonial, acto administrativo que en los hechos es un divorcio y deja al individuo en condiciones de contraer nuevas nupcias por la Iglesia.
“El proceso de nulidad matrimonial consiste en llevar adelante una causa basada en elementos contemplados por el Código de Derecho Canónico, para fundamentar el hecho de que un matrimonio fue concretado sin todas las circunstancias que lo validan como tal.
“Esta labor requiere de dos fallos, uno de la diócesis de Matamoros, luego de que los jueces dictan una resolución, y otra de la Arquidiócesis de Monterrey, pues la Iglesia exige dos sentencias favorables para anular un matrimonio. Si éstas difieren se llega a una tercera instancia que es Roma”.
El padre González ocupa el cargo de Vicario Judicial desde hace dos años. En este tiempo el tribunal ha resuelto en conjunto con la Arquidiócesis de Monterrey, unos siete u ocho casos teniendo actualmente en juicio 80 más.
“El Código de Derecho Canónico marca que la resolución de la primera instancia se haga en el transcurso de un año y en seis meses la segunda; lamentablemente aquí no tenemos un tribunal establecido, falta el personal adecuado y por eso tardamos más en resolver los casos”, declara el Vicario de Matamoros.
Inclusive el costo no representa una preocupación, pues anular un matrimonio es bastante más barato que casarse. El tribunal eclesiástico pide cinco mil pesos por resolver un caso de nulidad matrimonial, tres mil pesos para la primera instancia y dos mil para la segunda.
Los documentos requeridos por la Diócesis de Matamoros para tramitar la petición de nulidad matrimonial son: boletas de bautismo de la pareja, acta de matrimonio y divorcio (si existe), además del “libelo”, que es un escrito con la presentación de la causa por la cual quieren que se estudie su situación.
“Nuestro compromiso es tratar de unir a los matrimonios que tienen problemas, pero un 90 por ciento de las personas que buscan anular su unión religiosa lo hacen porque desean casarse con alguien más”, comenta el padre González y hace énfasis en el hecho de que “los jóvenes no emplean el noviazgo para conocerse, sino para divertirse y, al elegir a su pareja, no toman en cuenta que el matrimonio es un compromiso muy serio y para toda la vida”.
Por su parte, el presbítero Ernesto González Muñoz, vicario judicial del Tribunal Eclesieastico de Monterrey, explica las causas principales que llevan a los feligreses a solicitar una nulidad matrimonial.
"Las causas a nivel nacional son, número uno, la inmadurez no intelectual sino psicológica, las parejas no conocen los fines del matrimonio y acaban separadas. La segunda es la intromisión de terceras personas en el matrimonio, sobre todo los familiares y en particular la suegra, porque en realidad es un problema bien difícil la rivalidad entre suegras y nueras.
"La tercera causa es la crisis económica y desempleo y la cuarta, el consumo de alcohol, que afecta muchísimo. En más del 78 por ciento de los divorcios tuvo algo qué ver el alcohol y en quinto lugar está la infidelidad", dijo González Muñoz y agregó que el mayor problema es que estas situaciones se vuelven círculos viciosos y luego se repiten los patrones de conducta en los hijos y todo se convierte en un problema generacional.
GOBIERNO E IGLESIA ESTAN FALLANDO
Para la Iglesia y para el Estado, uno de sus principales objetivos es mantener a la familia como institución, por lo que el creciente índice de separaciones legales, religiosas y de facto es una muestra de una batalla que se está perdiendo.
González Muñoz, desde su apacible oficina ubicada en el Barrio Antiguo de Monterrey, le pone el cascabel al gato:
"En Nuevo León hay un gran vacío en las instituciones civiles y eclesiásticas para acompañar a la gente que se quiere casar y a los que ya están casados. Los estamos dejando solos con sus problemas, nos falta unirnos más a la sociedad.
"Nosotros como autoridades tenemos que unir a todas las autoridades políticas, empresariales, universitarias, escuelas, iglesias de todo tipo: psicólogos, terapeutas, sacerdotes y unirnos para preparar mejor a los futuros esposos y que conozan la vocación del matrimonio; promover la estabilidad económica, física, espiritual e intelectual para que disminuyan las separaciones.
"Tenemos el deber de tutelar el bien de los esposos y de la familia y uniendo estos esfuerzos se puede lograr; por ejemplo desde el preescolar inculcar la vocación al matrimonio y a la familia. Debe haber más retiros para novios, pláticas matrimoniales y promover el intercambio de experiencias para que los más viejitos enseñen a las nuevas generaciones y el patrón de conducta positiva se repita porque el aumento de divorcios civiles es proporcional al de los religiosos", dijo el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Monterrey.
En México hay una alarmante falta de conciencia sobre la necesidad de la orientación prematrimonial y orientación después como pareja, explicó el entrevistado y añadió que se debe crear conciencia al respecto.
"Uno les recomienda un psicólogo y responden que ni que estuvieran locos y tanto los terapeutas como los sacerdotes podemos dar muy buenos consejos para mejorar una situación. También argumentan mucho que cómo va a aconsejar del matrimonio un sacerdote si no está casado, pero el sacerdote conoce el plan de Dios para el matrimonio y para la familia, es un orientador y guía espiritual que ayuda a que la pareja se entienda y tenga claras sus metas matrimoniales".
Como la Iglesia no admite el divorcio porque establece que "lo que Dios une el hombre no lo puede separar", los religiosos hacen todo lo posible por lograr la reconciliación de las parejas antes de iniciar el trámite de anulación matrimonial.
"En Monterrey, el Centro Pastoral de Orientación e Integración Familiar (Cepoif) es donde escuchamos a la gente y ubicamos el problema para apoyar la reconciliación en caso de que sea factible, porque también nos encontramos con gente que de plano nunca debió unirse y gente que de plano no nació para el matrimonio.
"Cuando la reconciliación no es posible, entonces se acude al tribunal eclesiástico, pero a la gente se le apoya y orienta, aun cuando ya estén divorciados, para que se reconcilien", explicó González Muñoz.
LA IGLESIA NO DIVORCIA, SÓLO NULIFICA
El divorcio para la Iglesia no existe, asegura Oscar Guadalupe Lozano, párroco de la Iglesia de Guadalupe de Reynosa, y agrega que “cuando una pareja contrae nupcias, libre y conscientemente esa unión es para toda la vida”. Sin embargo, en caso de que exista algún defecto en su compromiso, la Iglesia puede declarar nulo ese matrimonio.
“Por ejemplo, si uno de los contrayentes fue presionado para casarse, su juramento no es válido puesto que no hubo ante Dios un verdadero consentimiento. La Iglesia puede declarar nulo ese matrimonio mediante un juicio”.
También puede ocurrir que alguien sea bisexual y contraiga matrimonio sin tener intención de dejar sus prácticas, añade el sacerdote, o que al momento de casarse sea infiel. Entonces el juramento que hace ante Dios de ser fiel toda la vida es falso y por esta razón se puede declarar la nulidad matrimonial.
Existe en cada Diócesis un Tribunal Eclesiástico encargado de revisar los casos de quienes buscan obtener la nulidad matrimonial y en cada juicio intervienen tres jueces. Una vez que determinan el fallo, envían el caso a un tribunal de segunda instancia para que otorgue la resolución definitiva.
Numeralia de
las parejas
• En México hay alrededor de 700 mil matrimonios civiles cada año; en Nuevo León son 30 mil.
• Sólo en el 52 % de los matrimonios efectuados en México, hubo ceremonia religiosa; en Nuevo León la cifra es de 51.8%
• Cerca del 5% de las parejas se separaron o iniciaron trámites de divorcio durante el primer año de casados.
• 33 % es el porcentaje de parejas que se divorcian en México, antes de cumplir los cinco años de matrimonio.
• En Nuevo León, la cifra de divorcios antes del quinto aniversario de bodas fue de 46 % en los últimos 5 años.
• En México aumentó en 60% los divorcios desde 1980 a 1996.
• De los 700 mil matrimonios civiles que hay anualmente en México, el 18 % es de contrayentes menores de 20 años de edad.
• En la primera mitad de los noventas, el 66% de los embarazos se dieron fuera del matrimonio y el 17 % de ellos fue de madres adolescentes.
• En la segunda mitad de la misma década, ese 17 % de adolescentes embarazadas creció a 24 %
• Años 80: década en la que el papel de la mujer en Nuevo León empieza a volverse más independiente, al grado de llegar a ganar mejor salario que el marido.
• El grueso de las parejas divorciadas en México tienen 20 años o menos de edad
• El tiempo mínimo que duró una unión religiosa en Monterrey fue de 17 horas.
• El perfil de la pareja con alta probabilidad de divorciarse es: menores de 20 años, menos de un año de noviazgo o más de ocho, provenientes de diferentes estratos socioeconómicos y de distintas ciudades.
Fuentes: Inegi, Tribunal Eclesiástico de Monterrey, Diócesis de Matamoros y Consejo Estatal de Población.
El párroco menciona algunas de las razones por las cuales muchos matrimonios terminan en divorcio: la inmadurez con la que se toma la decisión de casarse, o bien el ambiente anti-familia que crean los medios de comunicación al mostrar como modelo, la vida de algunos artistas que pasan de un matrimonio a otro sin ningún recato.
Por último, Lozano menciona como un factor que afecta a las parejas la falta de una verdadera educación cristiana basada en los valores y dice: “Mucha de la gente que quiere casarse por la Iglesia son personas que poco asisten a ella”.
Por su parte, el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de Monterrey expresó que "muchas de las parejas que se casan desconocen las reglas, los objetivos del matrimonio y en Nuevo León y en toda la región (Coahuila y Tamaulipas) estamos muy atrasados, apenas empezamos a darle valor a las pláticas y la orientación civil prematrimonial, algo que en Aguascalientes y Jalisco ya están dando y es muy importante la labor preventiva, que los novios conozcan bien los fines del matrimonio y la familia y no se casen nada más así, al tanteo".
Sobre el procedimiento para la nulidad, el sacerdote detalla:
"Las parejas van a la orientación y lo primero es tratar de reconciliarlas, si no es posible entonces se pasa a la parte jurídica y posteriormente al trámite de nulidad matrimonial.
"Buena parte de las parejas que logramos reconciliar ya estaban divorciados civilmente mientras y eso es un logro para nosotros. Por el otro lado, muchas de las parejas que recibimos, nunca debieron casarse y a ellos les damos un instructivo para que hagan su solicitud de nulidad matrimonial y de aquí de la región, el caso se va a la Ciudad de México para su revisión".
González Muñoz dijo que en el proceso "sale de todo". Acusaciones contra el cónyuge por ser homosexual, lesbiana, bisexual, drogadicto, etcétera.
"El proceso tarda año y medio pero son muchas las solicitudes que tenemos y estamos saturados y desbordados. Conservadoramente puedo decirte que atendemos a unas 300 parejas por mes en la región, aunque de ese número a muchas las reconciliamos y una cuarta parte sí llegan al trámite de la nulidad".
Desde la década de los 90 -dijo el entrevistado- ha ido subiendo el número de solicitudes, cada vez es menos gente la que se casa, ya sea por el civil o por la Iglesia, y más la que se divorcia.
"El problema para todos es que ahora ya muchos no se quieren casar y viven en unión libre para ver qué pasa, cómo les va y eso es preocupante para la Iglesia porque vemos en las parejas el temor al compromiso y que tienen un concepto equivocado de lo que es el matrimonio".
CADA VEZ MAS DIVORCIOS CIVILES
Según datos estadísticos del 2003, en Reynosa, el 11 por ciento de las parejas que contraen matrimonio ponen fin a su vida conyugal por medio del divorcio.
En la también fronteriza y tamaulipeca ciudad de Matamoros, la cifra aumenta a un 25 por ciento y en Nuevo León se acerca al 30 por ciento el índice de matrimonios que acaban en divorcios, la mayoría de ellos antes de los cinco años.
En Veracruz, uno de cada 15 matrimonios termina en divorcio, cifra que supera la media nacional que habla de un divorcio de cada 13 uniones.
La disolución del vínculo matrimonial por la vía civil es ahora tan cotidiana que cualquier mujer conoce términos como patria potestad, rebeldía y malos tratos. Por el contrario, muy pocas parejas que se unen por la Iglesia Católica saben lo que es la nulidad matrimonial, recurso que sin ser propiamente un divorcio, deja a las dos partes en condiciones de contraer nuevamente nupcias.
María de la Luz González, madre de cinco hijos y residente de Reynosa, soportó durante 25 años los malos tratos e infidelidad de su esposo Rogelio López. Ella decidió entablar la demanda de divorcio el mismo día en que el hijo mayor enfrentó a su padre para evitar que éste la golpeara.
Cuatro años después, María de la Luz obtuvo su libertad por medio de un juicio de divorcio necesario. Como su caso fue promovido por el DIF, desembolsó durante todo el trámite menos de mil pesos. Ahora sólo le resta pagar los 40 pesos que cuesta en Reynosa un acta de divorcio.
Comparado con los casos en que los honorarios de los abogados ascienden a cifras muy altas, a María de la Luz González, disolver su matrimonio por la vía civil le salió barato.
El Código Civil de Tamaulipas, en su artículo 248, define al divorcio como el acto que “disuelve el vínculo del matrimonio y deja a los cónyuges en aptitud de contraer otro”.
La ley contempla tres tipos de divorcios: el voluntario, el administrativo y el necesario, éste último es para casos más complejos y se lleva a cabo por medio de un juicio ordinario civil.
Antes de proceder a iniciar los trámites de la separación legal, Gabriela Barney Rivera, abogada con amplia experiencia en el ramo civil, afirma que es “básico e idóneo agotar la instancia conciliadora, es decir, tratar de que la pareja reanude su relación”. Sólo cuando no quedan soluciones posibles y la persona está decidida a poner fin a su unión, es momento de entablar la demanda de divorcio.
“En ocasiones, las personas no tienen idea de lo que es un divorcio y empiezan a tramitarlo por desesperación ante los problemas que atraviesan en su vida marital, pero durante el proceso se arrepienten porque se dan cuenta de lo difícil que es divorciarse y estar separado de la pareja, así que optan por seguir juntos y se arrepienten de esa decisión durante el proceso”, comenta Barney Rivera.
LAS CAUSALES
Los trámites para una separación de mutuo acuerdo toman en promedio tres meses. En contraste, cuando se trata de un divorcio necesario el cual se lleva a término a través de un juicio ordinario, puede tardar aproximadamente de seis a 12 meses, y dependiendo de la causal que se invoque, este lapso puede variar.
El Código, en su artículo 249, establece 21 causales de divorcio, entre ellas: el adulterio, la separación del domicilio conyugal por más de seis meses consecutivos sin causa justificada, las amenazas, la difamación o los malos tratos de un cónyuge para el otro.
La impotencia incurable que sobrevenga después del matrimonio (si ésta no se debe a edad avanzada), y los hábitos de juego o embriaguez o el uso no terapéutico de enervantes, estupefacientes o cualquier sustancia que altere la conducta y produzca dependencia, son contemplados también por la ley como posibles causales a invocar en un juicio de divorcio necesario.
La resolución final de un divorcio se conoce como sentencia y es dictada por un juzgado de primera instancia de lo civil o lo familiar. El individuo divorciado debe esperar un año a partir de la fecha de sentencia de divorcio para contraer nuevas nupcias, siempre que la separación se haya realizado por mutuo acuerdo.
En un divorcio necesario, el cónyuge culpable deberá esperar dos años para volver a casarse.
“El hecho de que la separación legal de una pareja está comprendida en el Código Civil desde hace muchos años, indica que el divorcio es una institución muy importante dentro del derecho familiar. Es una figura universal, comparable a la del matrimonio, pues es lo que sigue a éste cuando ya no hay margen para que la relación conyugal sobreviva”, dice la titular de la Oficialía Segunda del Registro Civil, Litha Garza Peña.
Según las actas, las edades más frecuentes de las parejas que se divorcian están entre los 18 y 35 años.
“Probablemente por la inexperiencia de los contrayentes es que los matrimonios fracasan”, reconoce Garza Peña y agrega “lo que los motiva es que la relación se ha vuelto insostenible, puesto que un divorcio no tiene nada de fácil”.
El Juez de Primera Instancia del Ramo Familiar del Quinto Distrito, Carlos Corona Gracia, comenta que “la sociedad ha cambiado de manera drástica ya que años atrás la gente no se atrevía a tomar la decisión de divorciarse, aún teniendo graves problemas en su matrimonio. La creencia actual ya no es la de estar juntos por siempre”.
En Reynosa, aproximadamente el 60 por ciento de los asuntos que ingresan al Juzgado de lo Familiar son divorcios, siendo la mayoría de ellos del tipo voluntario. Corona Gracia asegura que “es una cuestión recomendable para las parejas que el divorcio sea voluntario ya que las parejas no se desgastan económica, emocional y moralmente, y afectan en menos medida a los hijos.
“Por otro lado, en el divorcio necesario siempre hay una causal que provoca choque entre las parejas y puede llegar a ser incluso vergonzosa para los consortes, cuando se trata por ejemplo de las injurias o los malos tratos”, agrega el funcionario.
La causal que con mayor frecuencia es invocada en los divorcios necesarios es la de abandono de hogar por más de dos años sin importar cuál sea la causa, seguida por la de malos tratos, amenazas o injurias, y en tercer lugar, el adulterio.
Recientemente se ha llevado a cabo una reforma que permite realizar un divorcio en el registro civil que se conoce como divorcio administrativo. La condición para los matrimonios que opten por esta vía es no haber tenido hijos ya que la patria potestad solamente se otorga por medio de una sentencia.
El ser divorciado ya no es el estigma de hace algunos años, especialmente para las mujeres, quienes demuestran mayor independencia que hace algunas décadas. En general, el trámite del divorcio se vuelve cada vez más fácil y más rápido y los divorciados se han vuelto una especie tan común como los dependientes de las tiendas de autoservicio: casi hay uno en cada esquina.
Suficiente para escandalizar a más de una abuela.
Los hijos, las víctimas
Por Roberto Aguilar Grimaldo
Ciudad Victoria, Tamaulipas
Estoy pensando en el divorcio pero tengo miedo, sobre todo porque tenemos un hijo de 1 año 3 meses de edad y no sé si lo que está por venir le afecte mucho, no quiero hacerle daño".
La que habla es Mónica, residente de Ciudad Victoria, casada y con 26 años de edad. Está arrepentida de haberse casado, pero le causa un gran dolor saber que la separación puede afectarle psicológicamente a su bebé.
Al igual que ella opina Virginia: "Mi hijo tiene 13 meses y no quiero dañarlo. No sé cómo le afectará o si de grande me reprochará la decisión que ahora estoy tomando. ¿Tengo yo derecho a que mi hijo viva sin su padre diariamente?".
Una de las razones por las que se retrasa la separación de una pareja fracasada es precisamente ésta: los niños.
El psicólogo César Durán opina que "indudablemente un divorcio afecta a los hijos, pero a veces mucho menos de lo que se piensa y desde luego, es mucho peor para los pequeños presenciar las riñas constantes entre sus padres".
Esta misma opinión coincide con la de Ana, con 2 años de divorciada. "Me separé cuando mi hija tenía 2 años, ahora ya tiene 4. Pienso que ha sido bueno para ella, para que no tenga que sufrir los problemas y conflictos de nosotros los adultos. Siempre la he visto como una niña feliz que sabe que su padre está ahí, y que jamás escuchará nada malo de él, por lo menos de mi parte. Creo que elegí correctamente".
Algunas recomendaciones del psicólogo para los padres, ante una inminente separación, son las siguientes:
- Los niños insistirán en la reconciliación de los padres o protestan cada día porque no pueden ver al progenitor que se fue de la casa. Este período es más o menos largo en función de la manera en que se haya producido el divorcio; en definitiva, según los padres hayan explicado y hecho lo menos dolorosa la situación.
-Si realmente no se quiere hacer que el hijo sufra por los problemas de sus padres, es necesario excluirlo de la tensión que se genera por esta causa, es decir, de discusiones violentas, gritos o insultos mutuos.
-Varios estudios de psicología infantil han demostrado que el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que posteriormente, cuando vive sólo con uno de los dos y ve al otro en un ambiente diferente e incluso, con una nueva pareja. Los niños quieren sentir que sus padres son felices. Si la separación es amigable a sus ojos, la tensión generada desaparecerá. El pequeño percibe que ahora sus padres sonríen y juegan con él más que antes.
Con el dinero
se va el amor
La boda de Alejandra y Raúl ameritó un gran festejo con más de 300 invitados, además de una tórrida luna de miel en las playas de Acapulco.
Ya han transcurrido 10 años desde el enlace nupcial de la pareja. Tuvieron 2 hijos, Norma Alicia y Raúl Antonio, que ahora tienen 8 y 5 años de edad respectivamente, pero también tuvieron problemas, los cuales comenzaron siendo leves y fueron creciendo como una bola de nieve.
Para cuando Raulito nació, las palabras del sacerdote pronunciadas durante su boda, "hasta que la muerte los separe", prácticamente ya no tenían sentido. Fueron perdiéndose en el olvido y hace 2 años la pareja se divorció.
Como ellos, por causa de infidelidades, chismes familiares y de amigos, maltrato verbal y psicológico, celos, mal carácter y muchas veces hasta por golpes, más de 23 mil 720 tamaulipecos se encuentran divorciados.
Pero, según las cifras del Consejo Estatal de Población, en Tamaulipas también existen otras 53 mil 996 personas que se encuentran separadas, sin animarse a dar el siguiente paso por la vía legal oficializando su divorcio.
¿Qué motivos llevan a las parejas a decidir divorciarse? ¿Cómo impacta a los hijos la separación? ¿Qué postura marca la Iglesia al respecto? A continuación algunas respuestas a éstas interrogantes y los testimonios de quienes experimentan esta situación.
LOS LÍMITES DEL MATRIMONIO
Las historias relatadas por los entrevistados reflejan una gran variedad de causas por las cuales se destrozan los matrimonios.
Yadira De la Fuente se casó profundamente enamorada y con su esposo procreó 3 hijos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el abandono sentimental e incluso sexual de su pareja cada vez era mayor.
"Yo vivía como con una venda en mis ojos, cegada por mi amor hacia mi marido. Aún cuando en mi casa todo mundo se cansó de repetirme que me darían su apoyo cuando me decidiera a divorciarme, consideraba eso como una locura, que yo me casé con él para toda la vida", relata.
Una, dos y más de 3 veces le dieron detalles de la infidelidad de su esposo, mientras que, de forma paralela, la ausencia íntima con ella cada día se marcaba más.
"Lo que sí te puedo afirmar es que jamás me golpeó, pero que más golpes quería que me humillaba verbalmente... me decía: estás bien gorda ¿así como quieres que me acerque contigo?, además, por todo me pendejeaba en público, que si la comida no le gustó, que si la ropa no estaba bien planchada y hasta si estaba lloviendo yo tenía la culpa".
-¿Qué fue lo que te hizo decidirte?.
"Mi dignidad y la falta de amor. Me tuve que dar cuenta que, aunque le sigo teniendo muchísimo cariño por ser el padre de mis hijos y por todo lo compartido, él mismo acabó de sepultar mi amor".
Desde hace un año Yadira, profesionista y de 40 años de edad, tiene en sus manos el acta de divorcio.
EL COLOR DEL DINERO
Uno de los principales motivos de pleitos hacia el interior de los matrimonios es, sin lugar a dudas, el aspecto económico. Un alto porcentaje de los hombres que son denunciados en la Agencia Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar, por haber golpeado a sus mujeres, es a causa de que a sus esposas se atrevieron a pedir dinero para el gasto.
Sin embargo, existe otra variante económica-psicológica que también desestabiliza las relaciones de pareja.
A Lourdes y Enrique, la diferencia de trabajos y salarios les alteró la paz en su matrimonio. El había dado mayores evidencias de insatisfacción debido a que su mujer ostentaba un mejor puesto y por ende, mejores ingresos.
"Era muy palpable como él comenzó a tener frecuentes cambios de ánimo. Iba de la depresión hasta la agresividad verbal contra mí, cuando mi único pecado es que debido a mi título universitario pude obtener un mejor trabajo que el suyo", se lamenta Lourdes, quien ahora es una más de las 16 mil 109 divorciadas que hay en Tamaulipas.
Cómo este caso, hay muchos tanto en Ciudad Victoria como en el resto de la entidad, en donde inciden situaciones como oportunidades de empleo y de preparación académica.
Al respecto, el sociólogo Humberto Gálvez dice que la diferencia entre los cónyuges ha impactado significativamente en los hogares, debido a que ahora se registran mayores oportunidades para las mujeres.
"Culturalmente, el hombre es el proveedor del hogar, así fue educado. Si falta a esa tarea, él mismo sufre problemas porque teme perder el poder dentro del hogar. Muchas veces, cuando se le mueve el piso de esta forma, el hombre trata de resolver su inseguridad con violencia tanto verbal como física. Son innumerables los casos en que el progreso económico o profesional de la mujer lleva consigo la ruptura del matrimonio", explica.
EL DIVORCIO Y LA IGLESIA
Existen situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física (no el divorcio y la vuelta a casar) de los esposos y el fin de la cohabitación.
Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión a menos que promuevan un juicio de nulidad matrimonial.
En esta situación difícil, la mejor opción que recomienda la Iglesia, si es posible, la reconciliación.
Hoy en día, numerosos católicos en todo el mundo recurren al divorcio según las leyes civiles y contraen también civilmente una nueva unión. Por fidelidad a la palabra de Jesucristo, la lglesia mantiene que no puede reconocer como válida esta nueva unión, por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística.
"Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio", Marcos 10:11-12.
La Iglesia no reconoce el divorcio pues sostiene con firmeza que “lo que Dios unió, el hombre no lo puede separar”, sin embargo, sí puede, al cabo de un proceso administrativo, declarar que un matrimonio no se celebró válidamente. A ese ejercicio de potestad eclesiástica se le llama declaración de nulidad y significa que el matrimonio nunca existió.
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